sábado, 22 de marzo de 2008

Contaminación visual o contracultura

Cada vez abundan más las expresiones callejeras destinadas a revelar las ideas de los artistas. Un simple cartel o una pintada es el nuevo arte, al que muchos quieren perseguir.

En muchas paredes, sobre todo las pertenecientes a organismos públicos, se lee un cartel que dice: “Prohibido fijar carteles. Ordenanza municipal”. Pero la realidad, es que ésto no se cumple. Ya no se habla sólo de invasión al espacio público y privado, sino que ya hay especialistas que dictaminan que toda la publicidad callejera es parte de la contaminación visual. Pancartas, afiches, pintadas, graffittis, stencils y todo lo que puede ser asemejable a ellos, constituyen un canal de expresión alternativa a los medios de comunicación masiva.

Ahora bien, pareciera que los carteles de publicidad que invaden toda la Avenida Corrientes, por ejemplo, son mucho más aceptados visualmente, que una pintada política o futbolera. ¿Por qué se da esta situación? Martín, artista que pinta stencils en la calle y que se define como “graffittero”, nos dice que “hoy casi todo pasa por los mensajes televisivos e internet, pero nosotros estamos demostrando que hay otra cultura afuera, una cultura que no quieren los medios, que desprecia la gente. Un graffitti es la expresión popular de aquellos que quieren mostrar un mensaje claro, rápido y barato”. Martín, como muchos otros, pintan paredes en breves minutos y están atentos a cualquier persona que pase por allí. Es que esa actividad está prohibida por la ley, por lo cual actúan en sitios muy reducidos, y a altas horas de la noche. Reticente a ser retratado, sostiene que “el artista no importa, lo que vale es el arte, es la expresión pura del ser humano”.

Esta actividad data de muchos siglos atrás, cuando se inventaron las primeras formas de escritura, pero fue recién en el siglo veinte cuando se convirtió en una forma de expresión del anti-sistema. Desde las pintadas en las ciudades francesas en 1968, pasando por las pintadas de los hinchas de fútbol, hasta la crisis de 2001, el graffitti fue evolucionando hasta convertirse en obejto de estudio de muchos sociólogos.

Pero no sólo existen este tipo de actos, ya que cualquier medio es válido, según ellos, para transmitir lo que quieren expresar: día a día, nos encontramos en los colectivos con pequeños papelitos de bandas pegadas en el timbre, o en los palos de sémaforos o en los que sostienen el cableado de la luz. Es la forma más fácil y barata de hacerse conocer. Si bien es cierto que el auge de Internet acercó mucho las cosas, el primitivismo está a la órden del día. “¿Por qué es más válido que una multinacional te ponga un cartel enorme en la puerta de tu casa, que seguro que vale miles de pesos hacerlo, y el pobre tipo que tiene un pequeño emprendimiento no puede pegar un cartel en un semáforo? Es todo culpa del sistema, que hace que ciertos mensajes sean aceptados y otros rechazados. La cultura no es una sola, aunque muchos quieren que sea así, las cooperativas, las fundaciones sociales, las bandas de música de autogestión, los artistas callejeros, los malabaristas en los semáforos, todos somos otra parte de la cultura, o de la otra cultura, si lo querés llamar así, pero el objetivo es claro: una vez leí un graffiti que decía 'si las paredes de los diarios son del capital, las paredes son nuestras' y eso es lo cierto”.

Desde 2001 hasta la fecha el espacio artístico se ha modificado. Generalmente ahora se usa para la protesta política, cuando hasta hace un tiempo sólo se usaba para las manifestaciones de fútbol y música. Un ejemplo claro fue cuando el presidente de los Estados Unidos vino al país, y la ciudad de Buenos Aires se llenó de carteles y pintadas anti imperialistas, claro ejemplo de como el arte se manifiesta. Si bien hay ciertos códigos y zonas donde pintar y donde no, cada día vemos más arte callejero, no importa si como forma de stencil, pintado a mano, o en un simple cartel pegado en el subte, importa el mensaje y que es lo que se quiere transmitir.


Fecha del artículo: noviembre de 2006

Publicado en: Trabajo Práctico para el Instituto Grafotécnico

Fotos: Ezequiel Karlen


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